Cada mañana, la voz metálica en la mesilla grita descontrolada, no quiere pasar inadvertida. Y al igual que yo, últimamente desvaría entre ecos distorsionados, aferrado a un pasado que parece repetirse.
Seguía esperándote.
Recuerdo. La recuerdo embriagada en el perfume de un sueño, entre las alborotadas sábanas de la cama, acurrucada, en el apartamento. Y la suave melodía de los pájaros tristes, bajo la ventana, incitaba a volar con ellos y hacia ellos, pero un golpe de viento malhumorado nos derribaba al suelo, y con la realidad desaparecían los viajes al espacio, como desaparece la niebla cuando los madrugadores rayos del sol aterrizan sobre el lugar exacto de la húmeda tierra fría.
Recuerdo. Los brazos olvidados en las menudas piernas blancas. Ropa interior color despedida. Su pecho presionado sobre los muslos.
Mirada de azul intenso clavada al infinito de un horizonte impregnado de otoño.
Imaginaba, tal vez, dos cuerpos desnudos que jugaban a pasiones desenfrenadas sobre la pérsica de gastado y descolorido terciopelo.
Era septiembre, te acuerdas... Las indecisas sombras de los árboles plateados desnudos y solitarios, el otoño con sus violentas manos arrebataba....
Atrás quedaban las horas perdidas de un verano angosto, en el que el aroma de tu cuerpo, nos citaba cada noche a un encuentro incierto.
Y con el frescor del otoño, la melancolía.Con su despertar, tu rostro dibujado en el cristal, que la brusquedad de las primeras lluvias pincela con torpeza en mi pensamiento.
Seguía esperándote.
Recuerdo. La recuerdo embriagada en el perfume de un sueño, entre las alborotadas sábanas de la cama, acurrucada, en el apartamento. Y la suave melodía de los pájaros tristes, bajo la ventana, incitaba a volar con ellos y hacia ellos, pero un golpe de viento malhumorado nos derribaba al suelo, y con la realidad desaparecían los viajes al espacio, como desaparece la niebla cuando los madrugadores rayos del sol aterrizan sobre el lugar exacto de la húmeda tierra fría.
Recuerdo. Los brazos olvidados en las menudas piernas blancas. Ropa interior color despedida. Su pecho presionado sobre los muslos.
Mirada de azul intenso clavada al infinito de un horizonte impregnado de otoño.
Imaginaba, tal vez, dos cuerpos desnudos que jugaban a pasiones desenfrenadas sobre la pérsica de gastado y descolorido terciopelo.
Era septiembre, te acuerdas... Las indecisas sombras de los árboles plateados desnudos y solitarios, el otoño con sus violentas manos arrebataba....
Atrás quedaban las horas perdidas de un verano angosto, en el que el aroma de tu cuerpo, nos citaba cada noche a un encuentro incierto.
Y con el frescor del otoño, la melancolía.Con su despertar, tu rostro dibujado en el cristal, que la brusquedad de las primeras lluvias pincela con torpeza en mi pensamiento.
A propósito de Septiembre, un par de aportaciones:
ResponderEliminarNeil Diamond:
http://www.youtube.com/watch?v=81awKxLJ5rI
Pat Metheny y Lyle Mays:
http://www.youtube.com/watch?v=6Lfb2qyFOgg&feature=related