La sociedad en la que vivimos,
ésta, en la que los inmigrantes mantienen su etiqueta aunque lleven diez años conviviendo entre nosotros;
ésta, en la que los políticos rebuscan entre la mierda para acomodarse un ciclo más;
ésta, en la que, todavía, la Iglesia quiere mandar y dictar más allá, y subirse a la palestra del Parlamento;
ésta, en la que la televisión es la vergüenza, ha convertido lo cotidiano, la intimidad de la gente normal, por ponerle un adjetivo, en un entretenimiento bochornoso;
ésta, en la que los titulares de prensa se repiten una y otra vez, aportando el punto de vista político del que les paga, la verdad, ya no es verdad, es interés por el poder en todas sus facetas;
está, en la que se venden juicios paralelos y se filtran secretos de sumario, según sople el viento;
está sociedad,
acentúa cada día más,
expresiones de intolerancia
doméstica y pública,
privada y social,
cercana y lejana,
escrita y leída,
emitida por miles de altavoces
que edulcoran
el mensaje institucional
democrático,
participativo,
libre,
e igualitario
que proclaman
las vallas virtuales del pensamiento.
Menuda sopresa por ponerme a investigar, me gusta mucho este post, tienes toda la razón en todo. Por más que avanzamos, por más que nos rodeamos de gente distinta a nosotros no dejamos de ser intolerantes. Espero y deseo que algún día esto cambie.
ResponderEliminarTambién me ha sorprendido (te he cotilleado) que pertenezas a mi ámbito, la educación. Te da puntillos, me caes mejor jajajaja. Por cierto, le recomendaré tu blog a mi hermano, que está haciendo inef.
Un besin.